
El autor presentaba la edición italiana de este libro, que tuvo un Ć©xito extraordinario, con estas palabras: Ćsta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ćsta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama HervĆ© Joncour. El lago, no se sabe. Se podrĆa decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habrĆa valido la pena contarla. En ella estĆ”n entremezclados deseos, y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. No hay mucho mĆ”s que aƱadir. QuizĆ” lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. QuizĆ” en otra ocasión.